Cámbialas por otras más decorativas, bien de tela o de fibras naturales. Las de plástico dejan ver todo su interior y más que ofrecer sensación de orden, lo que transmiten es un efecto de desorden. Las puedes llevar al trastero, donarlas o, si están rotas, les falta alguna rueda o no cierran bien, llévalas al punto limpio.