A diferencia de otras plagas, las termitas no son fáciles de detectar, pero existen ciertas señales muy reveladoras que avisan de su presencia. Ante la más mínima sospecha, lo ideal es ponerse en contacto con expertos en control de plagas para eliminarlas cuanto antes.
Es cierto que existen trucos caseros, como poner ácido bórico o aplicar la mezcla de 200 ml de vinagre y el zumo de dos limones, que pueden servir como elementos disuasorios. Sin embargo, a la hora de la verdad y sobre en todo en fases avanzadas, lo mejor es atajar el problema con soluciones profesionales.
Por lo general, los tratamientos indicados para acabar con termitas serán de barrera de química o de inyección, o también aquellos con cebos, puesto que cuentan con la gran ventaja poder permanecer en el hogar mientras se llevan a cabo. Pero antes de acabar con el enemigo hay que conocerlo a fondo.